En 1649 una epidemia de peste asoló Sevilla y mató prácticamente a la mitad de sus habitantes. Ante la imposibilidad de poder enterrar a todas las víctimas se hicieron enterramientos masivos en algunas plazas, donde se colocaba una Cruz. Una de esas cruces era la llamada de Caño Quebrado, donde se reunían a rezar los familiares de los difuntos y que en el siglo XIX derivó en la actual Hermandad de la Virgen de la Soledad y el Cristo de la Salvación. La Virgen sale todos los Viernes Santos (cuando el tiempo no lo impide), mientras que el Cristo continuamos esperando que algún día la acompañe.
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