Si hay una Virgen a la que podemos acudir a cualquier hora del día o de la noche, ésa es la Pura y Limpia, que nos espera durante todo el año en su pequeña capilla del Postigo del Aceite y a quien podemos contemplar desde la misma calle. Una de las más queridas Glorias sevillanas y ante la que se arrodilló Su Santidad Juan Pablo II.
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