Otro año más, y van, acostándome nerviosa, durmiendo mal, exactamente igual que la Noche de Reyes cuando era pequeña y no tenía muy claro si me iban a traer todo lo que había pedido. Pero esta vez no había sorpresas, tenía muy claro que mi Esperanza ya había pisado el suelo de Triana y estaría esperándome, como siempre, para mirarnos un ratito de cerca. Ahora nos queda una semana por delante, para que todos los que te quieren vayan a visitarte, si no en presencia, en espíritu, que ya sabes que muchos te quieren en la distancia. Por los que estamos cerca, los que están lejos y los que ya te acompañan permanentemente, ruega por nosotros. Triana siempre con su Esperanza.
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